
FER RODZAR
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Por Alfredo Espinola
En el corazón vinícola de Querétaro, existe un lugar donde el vino no solo es una bebida, es una experiencia, una forma de vida. Puerta del Lobo, un viñedo que desafía el clima semidesértico del centro de México, ha logrado posicionarse como uno de los proyectos enoturísticos más ambiciosos y emocionantes del país.
La historia comienza hace once años, cuando Eusebio Goyeneche, arquitecto de profesión, y su esposa Marilú Correo, decidieron convertir su pasión por el vino en una realidad. Junto con su socio Luis Miguel Correo, fundaron esta bodega enclavada en el municipio de El Marqués, rodeada de suaves colinas y viñedos que maduran bajo el sol queretano.
“El vino no se trata solo de lo que hay en la copa, sino de todo lo que hay detrás: la tierra, la gente, las decisiones y hasta los sueños que se fermentan poco a poco”,
Entre retos y cosechas
Hacer vino en Querétaro no ha sido sencillo, las lluvias en temporada de cosecha son un reto constante, “optamos por sembrar en terrenos con pendiente, lo que facilita el drenaje. Además, nos asesoramos con expertos franceses para elegir variedades e injertos que se adaptaran al terruño”, explica el fundador.
Hoy, con 190 hectáreas, 30 de ellas dedicadas a la producción de uvas blancas y tintas; Puerta del Lobo produce 13 etiquetas organizadas en tres líneas:
Línea Puerta del Lobo: Sauvignon Blanc, Verdejo, Rosado y Tinto joven.
Línea Finca: Sauvignon Blanc Finca, Verdejo Finca, Brut Nature, Brut, Naranja y un Ensamble de Barricas.
Línea Reserva de la Familia: Emilia, Abora y Tío Neto.
Sus vinos han sido reconocidos por su calidad, no solo por los concursos más exigentes del mundo, sino también por sus más leales críticos: los propios clientes. Bajo la dirección del enólogo Cayo Armas Lima, la bodega ha obtenido más de 60 medallas. En 2024, su vino E60 recibió el único Gran Oro para México en el concurso Bacchus, en España.
Vivir entre vides
Pero Puerta del Lobo es mucho más que una bodega, es un concepto de vida. Con 50 hectáreas de desarrollo inmobiliario, quienes sueñan con ser productores pueden adquirir una villa con viñedos en producción. “No solo visitas un viñedo, puedes formar parte de él”, dice Eusebio.
La experiencia se complementa con tres restaurantes:
- Ruinas, una joya culinaria entre muros históricos.
- Vertical, cocina contemporánea con maridaje de altura.
- El Mirador Wine & Cocktail Bar, ideal para atardeceres entre copas.
¿Quieres quedarte a dormir? Sus villas boutique, Casa Blend, Nonu y Casa Terra ofrecen estancias de ensueño entre naturaleza y diseño arquitectónico.
Además, se encuentra en desarrollo un pequeño pueblo vinícola dentro del viñedo. Una evocación moderna de la vida rural entre viñas, donde cada detalle ha sido cuidadosamente pensado.
Del Bajío a la pantalla grande (y más allá)
El proyecto ha cruzado fronteras. En Texas Hill Country, ya se levantan 54 lotes entre viñedos, y una expansión hacia Canadá está en puerta.
Incluso, el cine se ha rendido ante su encanto, Charlie Arturola, protagonista de la película El Maestro del Vino, descubrió Puerta del Lobo por casualidad, durante un concurso en Guanajuato. Al probar su Sauvignon Blanc, pensó que era un vino europeo. Al saber que era queretano, pidió visitar el viñedo; el resto es historia ya que Puerta del Lobo fue elegida como una de las locaciones de la cinta.
Una historia que se bebe
Cada rincón de Puerta del Lobo destila autenticidad. Es un lugar donde el vino se vive desde la raíz. Una copa aquí es solo el principio de un relato más grande: el de una familia, un sueño, y una tierra que apuesta por la excelencia.
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