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Por Natalia Otero
Ser bartender, para Greg Morales, manager de 1001 Restaurant & Bar, no se trata únicamente del alcohol. Para él, un coctel, es como crear una obra de arte. Convencido de que se come con los ojos, Greg procura que cada coctel no solo sepa delicioso, sino que se vea hermoso. Incluso, el nombre tiene que ser atractivo. Después de diez años de carrera, y doce trabajando en la industria, ha logrado perfeccionar la consistencia de sus cocteles, en todas sus dimensiones.
Hace un mes y medio que 1001 Restaurant, ubicado en West Hartford Connecticut, abrió sus puertas y los cocteles han sido un éxito. A la gente le ha encantado y el restaurante va fenomenal, en especial, porque los cocteles son exclusivos, creados por Greg.
Aunque en varias ocasiones le dijeron que no fuera bartender, Greg se ha enfocado en ser consistente con el sabor de sus cocteles. Tal y como se lo aconsejó su primera mentora, y amiga, en el mundo de la coctelería, Melissa Ramos, Greg ha sido meticuloso con las medidas y los ingredientes que usa, para ser consistente. Por eso, no se consiguen cocteles como el suyo en ninguna otra parte.
Se preocupa por la frescura de las hierbas y de las frutas. Experimenta con arándanos, moras, fresas, albaca, tomillo, menta, salvia. Procura que sean las que trae cada estación y se fija en que estén frescas.
“Mis medidas son especiales y he pasado mucho tiempo asegurándome de que todo sea consistente, para asegurarme de que, si alguien prueba una vez algún coctel, después pruebe el mismo sabor. No reemplazo los productos que me gustan, ni uso sustitutos. Creo que por eso a la gente le encantan los cocteles que hago”, dice Greg, orgulloso de su éxito y con ganas de seguir innovando.
Uno de los cocteles más populares es el Angry Flamingo, reinventado por Greg. Es una versión nueva del Angry Paloma, preparada con Luna Azul Blanco, El Silencio Mezcal, Lilet Blanc, lima fresca, toronja fresca, arándano y, lo más importante, se sirve sobre cubos de hielo con cohombro y jalapeño, hechos por Greg. Al finalizar un chorrito de Club Soda Float.
“Se conoce como Spicy Paloma, pero yo lo llamo Angry Flamingo porque si no le prestas atención al cóctel, cuanto más tiempo se queda allí, más enojado o picante se pone”, cuenta Greg.
Para esta temporada primaveral que empieza, Greg recomienda una de los cocteles más populares de 1001 Restaurant. Se llama “Once Upon a Time in Mexico (Una vez en México), y es una reinterpretación del Méxican Mule. Lo hace con el mismo toque mexicano, pero más botánico: reemplaza la lima por limón, agrega mora y salvia, obteniendo del jengibre, un sabor flotante.
Greg es perfeccionista, meticuloso y creativo con sus cocteles. Para él, algo que a muchos bartenders les falta es la pasión por las bebidas que crean. Precisamente porque, para Greg, hacer un coctel es un proceso artístico que le apasiona, él espera la misma calidad en otros lugares. Para él, ser bartender no debería ser motivado únicamente por el dinero.
“El negocio de los cocteles es muy rentable, definitivamente así ha sido para nosotros. Sobre todo, se trata de la forma en la que te promocionas, de asegurarte que tu costo-beneficio sea eficiente y de hacerlo bien: si eres bueno, la gente comprará más de uno”.
Probar un coctel de Greg en 1001 Restaurant es un lujo y una experiencia única.