Por Alfredo Espinola
“No es solo uva ni fermento, ni copa elevada es historia es orgullo, es la voz de la tierra sembrando, es el pulso de una región que aprendió a hablar en aromas, en colores y en corazón”
Una entrevista con Halina Gama Arriaga, directora del Clúster Vitivinícola de Querétaro.
En el corazón de México, Querétaro se ha consolidado como uno de los polos más dinámicos y reconocidos de la vitivinicultura nacional. Este crecimiento no es obra de azar, sino del trabajo conjunto de productores, académicos, promotores turísticos y autoridades, articulados a través del Clúster Vitivinícola de Querétaro.
En entrevista con Halina Gama Arriaga, directora del clúster, conocimos la historia, evolución y logros de esta organización que ha transformado al vino queretano en una verdadera causa común.
El origen: una amistad que sembró un movimiento.
El Clúster Vitivinícola de Querétaro se fundó en 2010, inicialmente como una asociación entre amigos y productores de vino, que compartían una visión; fortalecer la industria vitivinícola del estado. Su objetivo principal era fortalecer la industria vitivinícola del estado, coordinar esfuerzos, elevar la calidad de los vinos y posicionar la región como un destino enoturístico de excelencia.
Entre sus fundadores destacan:
- Antonio Sierra, Finca el Rosario
- Jorge Ferreira, Viñedos Azteca
Con el paso del tiempo, se integraron más actores clave, como María Baro, pionera del enoturismo en Querétaro. Gracias a esta evolución, en 2020 la asociación se convirtió en el primer y único clúster vitivinícola de México.
Un Ecosistema que impulsa el vino queretano
Desde su creación, el clúster ha sido un espacio de colaboración entre productores, empresarios, promotores turísticos, académicos y autoridades. Su enfoque se ha centrado en la profesionalización del sector, el fortalecimiento técnico y la mejora continua de la calidad del vino queretano, lo cual hoy nos permite que hoy goce de un creciente reconocimiento en México y en el extranjero.
Uno de los hitos más importantes ha sido la obtención de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), en colaboración con la Universidad de Arkansas, campus Querétaro. Este reconocimiento es una garantía de origen y calidad, y representa un paso significativo hacia el posicionamiento internacional del vino mexicano.
“Querétaro se ha convertido en un referente del vino mexicano, no solo por su calidad, si no por la unión de todos los actores que conforman este ecosistema”, a firma Halina.
Más allá del vino: cultura, turismo y territorio
El impacto del clúster no se limita al ámbito productivo. También ha sido clave en la promoción del enoturismo y en la creación de una identidad cultural del vino queretano. A lo largo de los años los vinos de la región han recibido premios internacionales y eventos como festivales y exposiciones han acercado la viticultura local a un público cada vez más amplio.
Uno de los eventos a destacar será el Festival Internacional de Arte, Queso y Vino, que este año se celebrará del 22 de mayo al 8 de junio. Este festival combina la promoción de los vinos locales con experiencias gastronómicas, culturales y de ecoturismo, atrayendo tanto a visitantes nacionales como internacionales.
Hacia el futuro: innovación, sustentabilidad y expansión
Actualmente, el clúster trabaja en consolidar al vino queretano como una marca de alta calidad, apostando por la innovación, la sustentabilidad y las alianzas con otras regiones vitivinícolas de México. Asimismo, se están promoviendo inversiones en infraestructura, incluyendo bodegas de ultima generación y mejoras en la experiencia turística.
Una identidad que crece con raíces firmes
“Estamos construyendo una identidad única que combina tradición, innovación y mucha pasión por la tierra”, concluyó Halina.
El Clúster Vitivinícola de Querétaro es, sin duda, un modelo de cómo la colaboración y el amor por el territorio pueden transformar una industria. Hoy, Querétaro no solo produce vino: cuenta historias, crea experiencias y brinda con orgullo por su tierra.
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