Guadalupe Osorno and her partners celebrate the opening of Boga Taco.
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Por Natalia Otero
El nombre del restaurante, Boga Taco, fue inspirado en un pasaje de la biblia: “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”, Lucas 5:4. Esto demuestra el espíritu del lugar y de todos los que allí trabajan.
Desde que tiene 13 años, Guadalupe Osorno ha cocinado, pero en ese entonces no lo hacía por gusto, como lo hace hoy en día, sino por necesidad. Su madre la abandonó, junto con sus tres hermanos y ella tenía que cocinarles la comida. A los 22 años, dejó su pueblo natal Toluca, junto con sus 4 hijos, debido a violencia doméstica. Partió hacia Washington, Pennsylvania, en donde tuvo que trabajar y aprender inglés para sacar adelante a su familia, y sanar las heridas de todos los años de golpes.
“Muchas veces, dudé de mí misma, pero sabía que tenía que darles a mis hijos un ambiente más saludable del que yo fui criada”, dice Osorno.
El día en que vio a su hijo pegándole a otra de sus hijas, le preguntó porqué lo hacía y él respondió que era lo que veía que sus padres hacían. Entonces, le cayó la dura realidad y decidió buscar apoyo en el Washington Women’s Shelter, en donde le dieron las herramientas que la llevaron a empoderarse. Le dieron asilo a ella y a sus hijos, y tras conseguir algo de tranquilidad, tuvo la idea de hacer un restaurante.
Encontró a su primer socio, su tío, Demetrio Pérez, con el que abrieron un cáterin. Aprendió por ella misma todos los aspectos del negocio y, luego, se unieron al proyecto los hermanos Rafael y Joan Cruz con los que decidieron abrir un restaurante.
“En dos meses convertimos nuestra idea en realidad. Juntos, con nuestros socios, creamos este restaurante para servir a nuestra comunidad. Queremos que nuestra comida haga sentir bien a todos mientras y después de comerla. Sobre todo, queremos que todos se sientan bienvenidos aquí” cuenta.
COMIDA PARA LEVANTAR EL ÁNIMO
El propósito de los cuatro socios de Boga Taco es servir comida mexicana auténtica con la más alta calidad de ingredientes. Sencillos pero poderosos y memorables. Sobre todo, les interesa que se transmita el calor de hogar en él. Como se preocupan por cuidar a las personas, su mayor deseo es que los clientes tengan una experiencia significativa, en la que creen o recuerden memorias junto con familiares y amigos.
La comida que sirven en el restaurante evoca a la comida casera hecha por la abuela o por mamá. La idea es que los visitantes se sientan como en casa. Cada plato e ingrediente lo preparan de cero por lo que cada bocado llena el estómago y el espíritu.
“Algunas personas están tristes. Algunas personas tuvieron un día muy estresante. Quiero que, cuando entren y coman la comida, se sientan muy felices. Quiero que lo disfruten”, explica.
En el menú se encuentran las Rafitas Street Tacos, los clásicos tacos de carnitas, camarón, carne asada, al pastor servidas con cilantro y cebolla. También está el arroz con pollo, o el chori pollo, la fajita asada, las quesadillas, el plato de carnitas, el burrito. Todos los platos típicos de los hogares mexicanos, combinados con los platos más pedidos por el público americano. Las bebidas parecen espirituosas, pues no hay margaritas ni tequila: agua de Jamaica, horchata y zumo de pepino. Y en los postres, por su puesto, se encuentra el famoso tres leches mexicano. Todos en el lugar se siente hogareño y familiar.
La valentía de Osorno y su fe intacta la impulsaron a no rendirse y su historia de éxito inspiró y sigue inspirando tanto a los que trabajan para ella, como a los clientes que visitan Boga Taco.
“Estoy viviendo el Sueño Americano: ahora estoy casado, tengo 8 hijos y soy un orgulloso propietario de un restaurante. Quiero que las mujeres en relaciones abusivas sepan que son capaces de tomar el control de su vida y de lograr grandes cosas”.
Guadalupe y sus socios son un ejemplo de como no cargarse de resentimiento y dolor tras las heridas. Por eso, tras su propia experiencia, ella quiere transmitir el hogar que no tuvo a todas las personas que visiten Boga Taco.