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Por Natalia Otero
En los veinte años que Raquel Ibarra lleva viviendo en Estados Unidos, ha trabajado en diferentes restaurantes, de diferentes tipos de comida rápida. Hace dos años, el 20 de diciembre de 2022, decidió tomar el riesgo y abrir su propio foodtruck, o “lonchera”, llamado Taquería La Mariana, in Phoenix.
“Trabajé en diferentes restaurants, a precios muy bajos. Hasta que llegó el momento de decir: estoy lista para abrir mi propio negocio”, explica Ibarra. “Con la experiencia que tengo, sabía que podía preparar diferentes platos”.
Antes de lanzarse a abrir un local, Ibarra quiso probar con el foodtruck y le ha resultado bastante bien. De hecho, está pensando abrir una segunda lonchera, contratar empleados en la primera, y seguir creciendo.
“El beneficio de hacer un foodtruck es que todo es tuyo. Adónde vas te puedes llevar todo: todo lo que inviertes es tuyo y puedes empezar de a poquitos e ir invirtiendo”, explica.
A pesar de que casi el 20 por ciento de los restaurantes en Arizona son mexicanos, Taquería Mariana se diferencia por ofrecer todo tipo de comida rápida, con la sazón mexicana auténtica de su región Nayarit, y en especial de su madre.
“Veo que las personas suelen especializarse en un solo tipo de comida en cada lonchera: venden hamburguesas, o tacos o pizza, y así. Yo puedo hacer de todo en la lonchera: tengo hamburguesas, pizza birria, salchipapa, carne asada, quesadillas, vampiros (una tortilla con queso derretido y la carne que se guste, pico de gallo y guacamole)”, cuenta Ibarra.
Su toque secreto
Ibarra tiene un toque secreto para su comida: añade mucho picor y limón, como aprendió de su madre. Su sazón es tan infalible que, incluso, una vez le preparó a su hija tacos al pastor vegetarianos, y ella no pudo notar que no tenían carne.
“Yo tengo mi sazón de Nayarit que es picosa y ácida. La aprendí viendo cómo mi mamá cocinaba. La verdad es que la sazón es de ella. Lo demás, lo fui aprendiendo con las experiencias de mi vida”, comenta.
Por supuesto, tanto su madre como sus hijas, se sienten muy orgullosas de ella. De hecho, el nombre “Taquería Mariana” se debe a su hija menor. La mayor se llama Marisol, pero, por pura sonoridad, Ibarra decidió ponerle Mariana, aunque ambas hijas están en el logo del restaurante. También tiene dos hijos y aunque están concentrados en sus universidades, todos saben cocinar con esa sazón.
Aunque su lonchera ha tenido éxito, Ibarra no se siente en el momento de celebrarlo. Lo hará cuando el negocio cumpla tres años, dice, porque significará que ha alcanzado la verdadera estabilidad.
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