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El Kapitan, un restaurante mexicano de Rochester, Nueva York, empezó como un foodtruck que iba a dedicarse a ofrecer marisco. Pero cuando los clientes pidieron algo diferente, su propietario, Eden Rita, cambió el menú.
Del mismo modo, ante la insistencia de sus clientes, Rita abrió un local en noviembre. Y entonces llegaron de nuevo los cambios en el menú: Planeaba ofrecer un menú diferente al del foodtruck, ¡pero los clientes querían el mismo menú!
Adaptarse a los cambios de la vida
No es la primera vez que la vida de Rita pone a prueba su fe. Cuando era joven soñaba con ser el mejor abogado de México, pero hace más de tres décadas tuvo que emigrar de Puebla (México) a Estados Unidos con su madre y adaptarse a una nueva vida.
Al principio trabajó como lavaplatos, pero rápidamente se sintió atraído por los negocios. Aprendió a ser cajero, a tomar pedidos, a hacer encargos y a cocinar. Dice que su mayor pasión es ser un hombre de negocios, y lo ha conseguido con su restaurante.
“No se pudo la ruta de ser abogado, pero encontré en los negocios que puedo sobresalir y es lo que más se acerca. Me gustan más los negocios que la cocina, pero al ser un reto puedo cocinar y saco lo mejor de mí. He llegado a buenas ideas”, comenta.
La historia de Rita trata de adaptarse, de seguir adelante sin aferrarse a ideas fijas, de no rendirse a pesar de que las cosas no salgan como se imaginaba.
“Llegué a Estados Unidos en el 99, sin papeles legales, pero fui perseverante: pagué mis impuestos, aporté al país y, después de esperar pacientemente durante 20 años, en 2019, por fin, conseguí mi residencia. Esto cambió mi vida y no he desaprovechado la enorme oportunidad: ahora tengo un foodtruck y un restaurante y pienso seguir creciendo”, explica, enviando un mensaje contundente para todas las personas que sueñan en grande. “Si la gente se enfoca, siempre puede llegar a lo que quiere en la vida”.
Rita no es la único de la familia dedicada a la cocina. En 2015, cuando en Rochester no había muchos restaurantes mexicanos, él y sus hermanos fueron pioneros. Abrieron Neno's Gourmet Mexican Street Food, y hoy cuenta con varios locales en Rochester y Brooklyn.
Con el tiempo, Rita dejó Neno's y siguió sus propias pasiones empresariales para abrir el camión de El Kapitán.
“Yo quería hacer algo diferente. Soy amante de los mariscos y vi que en Rochester no había mucha oferta de esto. Compré mi foodtruck, uno pequeño del 64. Quise decorarlo como vintage, pero, salía muy costoso y no había quién lo hiciera. No logré hacer exactamente lo que tenía en mente, pero lo decoré yo mismo, lo pinté de rojo y quedó muy bien: todo el mundo lo reconoce”, explica. “La ciudad de Rochester no está acostumbrada a los mariscos, y tuve un bajón económico. Pero, ya conozco a mi clientela: les gusta el pollo frito, no picante”.
Rita dice que si las cosas no funcionan, hay que adaptarse. Al cambiar el menú, las ventas subieron y la gente apreció su comida.
Del foodtruck al ladrillo y mortero
Al igual que le pedían pollo frito, muchos clientes le preguntaron por un local de ladrillos y mortero.
“Yo vi a que a mis hermanos les funcionó tener el foodtruck y luego abrir el local. Así que, si eso funcionó una vez, pensé que funcionaría con mi negocio y así ha sido. Abrí hace tres semanas, pero hasta la fecha, ha sido muy bien recibido”, dice.
Aunque se ha adaptado a muchos cambios, ha conservado su mayor pasión: el ceviche. Y, como con todo, lo adapta según las peticiones de la clientela. Si lo piden en tacos en vez de en vaso, así lo sirve. Conservando, por supuesto, el mejor condimento con limón, naranja fresca, salsa picante de habanero, pepino, aceite y sal.
“Otra vez tuve que ajustarme, pero lo importante es que a la gente le guste. Mi único apego es a la vida, hacia donde la vida quiere que yo vaya. Ése es el camino correcto, diferente de lo que yo pude haber pensado”, dice.
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