Pupusas a la plancha en La Salvi
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Por Natalia Otero
María Henríquez, de 44 años, y Ashley Henríquez, de 21, son madre e hija y también un gran equipo. Juntas dirigen La Salvi, un restaurante salvadoreño pop-up situado en The Rochester Commissary, un espacio para emprendimientos alimentarios en Rochester, Nueva York. Abrieron el 8 de abril.
Sirven comida salvadoreña, todos los miércoles de 11:00 am a 2:00pm. Su especialidad: la Pupusa, una tortilla de maíz gruesa, rellena de queso mozzarella y chicharrón. Suena sencilla, pero, para armarla se requiere de un gran destreza y técnica. Por esta razón, María la madre, se dedica a cocinarlas, pues es la experta. Cocina el chicharrón durante más de tres horas, y el queso debe separarse a mano, lo que toma tiempo. Algo que a su hija le impresiona de la comida salvadoreña, pues, según cuenta, muchos de sus platos favoritos, como los tamales, requieren de mucho tiempo de cocina.
Antes de abrir La Salvi, María trabajó para restaurantes, sobre todo mexicanos o puertorriqueños (que son los que abundan en la zona), pero las personas que la conocían y que probaron su deliciosa comida le insistieron en que abriera el suyo propio.
Si María es la gran cocinera, Ashley es la experta en negocios. Este diciembre terminará sus estudios en St. John Fisher University. El conocimiento que adquirió en los años de estudio, junto con su propio talento, han contribuido a La Salvi. Ashley es la que se encarga de administrar el negocio, coordinar la logística y asegurarse de que los números funcionen a su favor.
En el plan de negocio que Ashley ha hecho para su madre, aspira que La Salvi se expanda y sueña con que se convierta en una franquicia. Ve el potencial ya que en Estados Unidos no hay competencia de restaurantes salvadoreños.
En el proceso de construir este proyecto, María y Ashley han descubierto que hay una enorme comunidad salvadoreña y no salvadoreña que gusta de la comida de este país. Es difícil encontrar las Pupusas, pero, la afición por este producto es tal que la gente se va hasta Toronto o Nueva York para conseguirlas. Por eso, La Salvi viene con un gran valor y poca competencia.
Mantener la Motiviacíon
El aporte de cada una es esencial y es gracias a la unión de ambas fuerzas que han logrado con facilidad (aunque esto no significa que no ha habido retos) llegar a construir una clientela estable.
“Ha habido tiempos difíciles en los que hemos querido parar. Somos sólo las dos y, a veces, es duro. Claro que en algunas ocasiones tenemos malentendidos, pero, a la final del día, ella es mi mamá y siempre intentamos encontrarnos en el medio”.
En este momento, el modelo de Pop Up en La Comisaría les funciona muy bien, pues nos les exige muchos gastos monetarios, tienen un lugar en donde guardar el equipo y, mientras construyen una comunidad más robusta de clientes, es perfecto para ellas.
Tanto María como su hija descubrieron, gracias a un profesor de la Universidad de Ashley quien los conectó con La Comisaría, que existía este modelo de Pop Up que apoya a los emprendedores que no tienen mucho capital para invertir y arriesgar. Al ver que han crecido rápidamente, Ashley tiene la visión de un futuro rico y abundante para La Salvi, y el coraje y la sabiduría que se necesitan para lograrlo.
“Nuestra meta en 2025 es tener nuestro propio lugar. Nos ha ido tan bien que la gente nos pide que abramos los fines de semana. Si logramos hacer esto, mi mamá no tendrá que trabajar tanto, sometiéndose físicamente, sino que podría tener empleados a los que les podría enseñar y hacer de manager”. Como lo explica, “la meta de un empresario no es trabajar hasta matarse, sino no trabajar tanto, pero estar pendiente del negocio”.
Ashley es consciente de que el mercadeo es crucial para conseguir esta meta. Cuando se tiene una buena imagen de marca y una comunicación con la comunidad, lo demás suele venir con mayor facilidad.
Es cierto que hasta ahora empiezan un camino largo que requiere de mucha paciencia y resistencia, y Ashley tiene esto muy claro. Según ella, la clave para que en este momento no pierdan la fuerza con la que empezaron es tener presente la motivación.
“Todas las personas que han venido, nos insisten en que abramos un local. Nos piden que sirvamos comida los siete días de la semana, y los fines de semana”, dice.
Otra de las virtudes que Ashley considera muy importantes a tener en cuenta en el momento de montar un negocio de restauración es no tener pensamientos negativos que desvaloricen el proceso y el esfuerzo.
Esto, de cierto modo, está unido a la importancia de no bajar los precios por miedo. Según explica, el precio de la comida varía a menudo, y siempre incrementa. Por ejemplo, el queso ha subido 10 dólares este mes.
“Cuando la comida sube nosotras tenemos que tener eso presente y saber que ofrecemos ingredientes de altísima calidad”, explica, haciendo énfasis en la importancia de confiar en el valor propio. “Hay otras formas de ofrecer descuentos que no lleven a la pérdida de dinero, como hacer ofertas universitarias, como las que hicimos en septiembre, o alguna para el día de Acción de Gracias”.
Tener esto presente significa valorar la calidad que ofrecen y el tiempo de trabajo que se invierte. Y, no hace que los clientes dejen de comprar, pues lo que ellas ofrecen es comida de calidad.
“El negocio tiene potencial, puede ser una franquicia. No hay que parar, siempre se puede hacer más, se puede crecer y crecer. Yo siempre voy a estar ahí para ella, y sé que mis hermanos y mi papá también. Pero, yo quiero que esto sea para ella porque siempre fue su sueño”, dice Ashley.
Natalia Otero es escritora habitual de el Restaurante.
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