Por Alfredo Espinola
En Amatitlán Jalisco, cuna histórica del tequila, la tierra guarda recuerdos. Entre antiguas cuevas, hornos de mampostería y agaves que pacientemente alcanzan la madurez, nace Tequila El Sagrado, un proyecto familiar que no busca la rapidez ni el volumen, sino el significado.
Al frente se encuentra Jorge Luis Igartua Pérez Trejo, maestro tequilero y heredero de una historia que comenzó con sus abuelos, quienes se establecieron en esta tierra mucho antes de que el tequila se convirtiera en una industria global.
«El tequila solo se llama así por su denominación de origen; en esencia, sigue siendo mezcal», dice Jorge, recordándonos que solo hay un origen: la tierra, el agave y el tiempo.
Raíces profundas
Los abuelos de Jorge, Jesús Pérez Trejo Iberia Villena, comenzaron arrendando tierras para plantar brotes y cultivar agave, vendiendo la materia prima a otros productores de tequila. El rancho también subsistía gracias a la cría de caballos. No producían su propio tequila, sino que cultivaban el origen.
Décadas más tarde, la familia decidió hacer un cambio: seleccionar sus propios agaves, cuidar cada parcela y utilizar solo aquellos que estuvieran en su punto exacto de madurez para una producción limitada y consciente. Así, hace solo dos años, nació el tequila El Sagrado como expresión directa de su tierra.
Una empresa familiar en todos los sentidos de la palabra.
El Sagrado no es una marca aislada, sino una extensión natural del rancho y la familia. Desde la plantación de las semillas hasta la cosecha. Cocinar, destilar, embotellar, etiquetar, vender y distribuir: todo el proceso está en sus propias manos.
«Antes que el negocio, nuestra prioridad es que cada botella salga con la misma calidad que la primera».
Este principio define su forma de trabajar y explica por qué la producción es limitada, pero escalable solo bajo los mismos estándares.
Las expresiones de Sagrado
Actualmente, Sagrado tiene tres expresiones:
· Blanco cristalino
· Reposado
· Crystal Clear Rosé, una rareza en el mundo del tequila.
Este último es quizás el más simbólico. Su color proviene de la cochinilla, un insecto ancestral profundamente vinculado a la historia de México. Además, es un tequila concebido, diseñado y desarrollado por mujeres.
«Le debemos el tequila rosa a mi madre, Griselda Pérez Trejo, y a mi esposa, Brenda Díaz. Fue concebido por mujeres y para mujeres».
El nombre y la fe
El nombre El Sagrado no es una estrategia de marketing. Proviene del propio rancho y de la identidad de la familia, orgullosamente charra y católica, con una devoción especial por el Sagrado Corazón de Jesús.
«Es una palabra que resuena maravillosamente, que tiene fuerza», y esa fuerza impregna todo el proyecto.
Tradición y sostenibilidad
En un contexto en el que la sobreexplotación del agave es un problema crítico, Jorge insiste en la responsabilidad agrícola: rotación de cultivos, dejar descansar la tierra y respetar los ciclos naturales.
Además, defienden los procesos artesanales auténticos. Las piñas se cocinan en hornos de mampostería, descartando los autoclaves industriales.
«Preferimos sacrificar tiempo y eficiencia antes que perder el alma del proceso».
¿Cómo se bebe El Sagrado?
Sin rituales forzados, sin máscaras.
El Sagrado se bebe solo. Te invita a probarlo tal cual.
Es un tequila suave, agradable y fácil de beber, diseñado para disfrutarlo en compañía, con la familia, en esos momentos de regreso a casa que definen la identidad mexicana.
Más allá del estigma
Jorge lo tiene claro: El Sagrado quiere romper con la imagen del tequila agresivo, de la bebida que quema y castiga.
«Queremos que el tequila se disfrute tal y como es hoy en día: una bebida que inspira respeto».
Por eso también se hace hincapié en el consumo responsable, especialmente entre las generaciones más jóvenes, que beben menos alcohol pero exigen mayor calidad y transparencia.
Las personas detrás de la botella
En El Sagrado, nadie trabaja «para» la marca; todos somos familia.
Desde la persona que corta la piña hasta la persona que la embotella, cada uno aporta una historia que converge en el mismo resultado.
«Sin nuestra gente, El Sagrado no sería lo que es».
Mirando al futuro
Aunque hoy en día su comercialización se centra en México, eventos, exposiciones, tiendas y grandes cadenas, ya existe interés internacional y se están manteniendo conversaciones con distribuidores de Estados Unidos y Canadá.
En cinco años, Jorge prevé un crecimiento sólido sin perder la esencia.
«Más que números, queremos una familia más grande y un tequila que se mantenga fiel a sus orígenes».
El momento íntimo
Cuando Jorge recuerda su primera tanda, la emoción es inevitable.
«Fue como ver nacer a otro niño».
Y cuando se imagina sentado entre agaves al atardecer con su madre Griselda, su esposa Brenda y el recuerdo de aquellos que ya no están con nosotros, la respuesta es clara:
«Les diría que su legado sigue vivo. Que sus corazones siguen latiendo a través de El Sagrado».
Porque eso es, al fin y al cabo, lo que contiene cada copa: un legado vivo, destilado con respeto, tiempo y verdad.
