Todo lo viejo es nuevo otra vez, y así va la expresión. Y eso es verdad a raudales para un segmento muy influyente de la población que, en verdad, probablemente no recuerdan los viejos tiempos.
Una nueva encuesta de Coast Packing Company e Ipsos Research revela que las actitudes sobre las grasas animales, en la dieta estadounidense, han cambiado — y los millennials están liderando el camino. El sondeo indica que los estadounidenses más jóvenes son inclusive más receptivos a incluir las grasas animales en su dieta que en una encuesta realizada hace un año (y por consiguiente consumiéndola).
Millennials – aquellas edades de 18 a 34--no están solos: en general, el 13 por ciento de los encuestados están abiertos a las grasas de origen animal, el 9 por ciento en 2015, y un 9 por ciento dicen que su consumo ha aumentado, en comparación con el 6 por ciento del año pasado.
Entre los millennials, las actitudes han cambiado significativamente. En el estudio de este año, el 24 por ciento dicen que son receptivos a las grasas animales, un notable aumento con respecto al 15 por ciento que ocupó esa posición el año pasado. En cuanto a lo que los miembros más jóvenes del grupo demográfico realmente están comiendo, es una historia similar: 20 por ciento de los millennials informaron haber aumentado la ingesta de grasas animales – un salto considerable sobre el 2015, cuando la cifra se situó en 13 por ciento.
Tal como en el estudio base original – realizado en noviembre del 2015 – esta nueva encuesta de 1.000 adultos examinó cómo las actitudes sobre las grasas animales en la dieta estadounidense han cambiado en los últimos años, y cómo los patrones de consumo pueden estar cambiando también. Se les preguntó a los encuestados si estaban más o menos abiertos a las grasas de origen animal, y si esas opiniones se extendían al comportamiento actual.
Según la encuesta, los agrupados entre las edades de 18 a 34 siguen siendo dos veces más abiertos a las grasas animales que el siguiente grupo de más edad (35-54) –24 por ciento a 12 por ciento- pero los números han aumentado para ambos grupos. Los Millennials son ocho veces tan abiertos como los de 55 en adelante (3%). El comportamiento de hecho sigue a las actitudes: por un amplio margen, los de 18-34 continúan liderando el mando de regreso a las grasas animales. Un total del 20 por ciento dicen que su consumo ha aumentado considerablemente superior a los de 35-54 (9%) y a los de 55 años (1%). Treinta y dos por ciento de los de 18-34 dicen que han reducido su ingesta de grasas animales, frente al 35 por ciento de los 35-54 y 51 por ciento de los 55 años en adelante.
"Las grasas saturadas son grasas animales mínimamente procesadas – en forma de manteca de cerdo, derivada del cerdo y manteca de res – y están decididamente haciendo su reaparición," dice Eric R. Gustafson, CEO de Coast Packing, el proveedor número uno de grasa animal –manteca- en el oeste de los Estados Unidos. "Millennials sabiamente están concluyendo que las grasas animales han sido demonizadas durante largo tiempo. La realidad es que las grasas animales, con moderación, son realmente buenas para usted, y los reemplazos para ellas son mucho peores de lo que se pensaba. Y con la cocina hispana disfrutando de un merecido renacimiento, desde camiones de tacos a la alta cocina, el incremento del gusto va cada vez más a la par con los problemas de salud."
Aunque los consumidores están generalmente familiarizados con la manteca de cerdo, especialmente VIVA®, la marca fina de manteca de cerdo – la gente tiende a estar menos familiarizada con manteca de res. Como se suele decir, manteca de carne de res es para la carne de res lo que la manteca de cerdo es para la carne de cerdo. Y nada es mejor – o sabe mejor - para frituras.
La manera natural como se hace la manteca de res promueve la salud. La manteca de res no contiene las grasas saturadas artificiales encontradas en las mantecas hidrogenadas. Es naturalmente estable y sólida a temperatura ambiente. Cuando se calienta, no libera radicales libres, los cuales han sido vinculados al cáncer, tal como pasa con los aceites vegetales. Es mínimamente procesada, prácticamente nada se agrega, no habiendo ningún subproducto químico nocivo como resultado del procesamiento y lo que ya está allí (un montón de mono saturados) es bueno para usted. Aparte del sabor inigualable, las grasas de origen animal proporcionan la nutrición óptima para la reproducción y el crecimiento sano y ayudan al cuerpo a absorber importantes nutrientes.
Tal vez por eso los millennials están ahora votando con sus papilas gustativas.